Mendoza, con encanto cuyano.

Imposible no dejarse atrapar por la fascinación de las vides, pero nuestra visita a Mendoza nos permitió apreciar muchas de las otras propuestas que exhibe la ciudad y sus alrededores.

Posiblemente después de conocer nuevos destinos, lo que más motive un viaje son las vivencias y las anécdotas que surgen a partir de él. En ese sentido, nuestro viaje a Mendoza nos tenía deparadas una abundancia tan grande como las montañas y la enorme cantidad de cultivos de vides que nos esperaban allí.
Motivados por una experiencia distinta y aprovechando las vacaciones, emprendimos el viaje hacia Mendoza en auto, algo un tanto atípico para nosotros y, sin dudas, lo que generó algunas situaciones que quedarán en el recuerdo de todos los participantes de esta gran aventura.
Para empezar, debemos decir que el clima al salir de Buenos Aires no acompañó. La lluvia si bien no era copiosa, pareció serlo cuando a los doscientos kilómetros el limpiaparabrisas dejó de funcionar. Fue el momento en que una papa (sí, una papa) tomó protagonismo gracias a sus comprobadas virtudes para lograr que el agua patine más fácilmente. Pero claro, no hace milagros y debimos detenernos en una estación de servicio a la espera de que las condiciones climáticas nos permitiesen continuar, cosa que sucedió recién a las dos horas.
Con la idea de disfrutar de las vacaciones desde el primer momento, teníamos prevista una parada en San Luis, que se presentó como un verdadero oasis en la ruta. Después de conducir 800 kilómetros, de vivir la experiencia del limpiaparabrisas y del desperfecto sufrido por el auto que iba en caravana con nosotros (se le rompió la caja de cambios), el hotel Vista Suites Spa & Golf, con su pileta climatizada en el último piso, resultó un verdadero bálsamo al final de día.

Montañas de vides
Al día siguiente, después del desayuno, emprendimos el último tramo del viaje. No bien entramos en la provincia de Mendoza, el paisaje comenzó a cambiar. No tanto por la aridez, que se mantenía, sino por los verdes cultivos de uvas y bodegas que se apostaban al costado del camino y que con las altas cumbres nevadas de fondo, nos otorgaban una postal típica de provincia cuyana.
Por supuesto, el vino y las bodegas estaban dentro del programa y fue así como días después nos entregamos a Dionisio y sus placeres a través del Wineries Bus. Este tour con el sistema Hop-on Hop-off permite recorrer once bodegas (López, Trivento, Vistandes, La Rural, entre otras), la Olivícola Maguay y puntos de interés del departamento de Maipú.
Para los más aventureros, está la opción de recorrer las bodegas en bicicleta que, por supuesto, tiene su atractivo, aunque imaginamos cierta dificultad después de la tercera degustación. Una alternativa para despuntar el vicio del biking puede ser optar por recorrer los viñedos en este medio de transporte, opción que ofrecen algunas de las bodegas del recorrido. Como sea, entender acerca del cultivo y cosecha de las vides, conocer su proceso y sobre todo catar el producto terminado, resulta uno de los grandes atractivos de Mendoza.
No lejos en lo que a placer respecta, la visita guiada a la olivícola nos resultó sumamente didáctica para entender el cultivo y el clima de esta zona. Nos sorprendió saber que el desierto del Sahara tiene 140 mm de precipitaciones anuales y Mendoza tan sólo 200 mm, por lo que hay un régimen de riego público sumamente controlado y los productores buscan autoabastecerse de agua (cosa que no es fácil) porque suele no ser suficiente. Aún así el vino y las aceitunas cautivan a turistas de todo el mundo y como era previsible nos “obligó” a subir al bus con sendos productos para disfrutar en Buenos Aires.

Budeguer
Y si hablamos de vinos, casi una visita obligada es la de Bodega Budeguer, en Agrelo-Luján de Cuyo. Vale la pena visitar esta nueva bodega boutique, que además de ofrecer una vista espectacular de las montañas reflejadas sobre su reservorio, cautiva paladares con vinos reserva como Tucumen y 4000. Reconocida por su imagen excéntrica e innovadora, logra atrapar las miradas en cada detalle del recorrido. Esta bodega está equipada con lo último en tecnología, piletas de hormigón y acero inoxidable, además de 350 barricas de roble francés y americano. Nos pareció interesante su sistema contra heladas de riego por micro aspersión (el primero de esta naturaleza en el país) que protege sus 25 hectáreas de Malbec. La visita a Budeguer resulta una experiencia por demás gratificante, porque desde un primer momento a uno lo hacen sentir cómodo. En una construcción moderna y después de recorrer el viñedo y aprender un poco de teoría y mucho de pasión, uno puede degustar los vinos casi como si se tratara de una reunión de amigos. Una visita relajada y acompañada de vinos que reflejan el sentirse en la hermosa Cordillera de Los Andes. www.budeguer.com

Desde Maipú, adrenalina y relax.
En esta oportunidad, a diferencia de las anteriores, optamos por hospedarnos en Maipú, exactamente en el kilómetro cero de la llamada Ruta del vino. Allí se encuentra el Esplendor Mendoza, ubicado dentro del complejo Arena Maipú, lo que permite disfrutar de cinco cines, cinco restaurantes, una disco-bar (sólo en invierno), casino estilo Las Vegas, supermercado, además de los servicios del hotel.
Nos resultó cómodo estar alejados de la vorágine de la ciudad y al mismo tiempo tan cerca de ella y de los otros destinos que fuimos visitando durante la estadía.


Así es como una mañana tomamos rumbo a Potrerillos. Nos habían hablado de este pequeño paraíso enclavado al pie de la Cordillera de Los Andes, a 70 km de la capital mendocina. Allí el embalse construido para atenuar las crecidas del río Mendoza, mejorar el riego y generar energía, creó una laguna que invita a ser disfrutada a través de los deportes náuticos, un asado o, tan sólo, una mateada a la orilla del agua. El paisaje es imponente, el espejo de agua cambia su color en función del cielo y las nubes y el reflejo de las montañas sobre la superficie aportan una visual que no cansa, por más que se pasen horas mirándola.
Para los amantes de la adrenalina, la tentación está remontando el río. Allí Argentina Rafting invita a los corajudos a descender las aguas turbulentas con niveles 1, 2 3 y 4 (el máximo es 5) con el remo en mano y la risa y el temor a flor de piel. La experiencia es única y basta bajarse del gomón para querer hacerlo nuevamente o anticipar una visita segura en el próximo viaje a Potrerillos. Para los que se quedan con ganas de más, el circuito de canopy desarrollado por esta operadora de deportes extremos y los largos cables de acero atravesando el río Mendoza, seguramente satisfarán con creces esa necesidad.
Después de tanta actividad, era preciso amenizar con un poco de relax. Así que al día siguiente nos dirigimos a las Termas de Cacheuta, donde encontramos toda una infraestructura desplegada para relajar el cuerpo y disfrutar del agua y el sol (por supuesto, con abundante protector solar porque la altura hace que uno esté más expuesto). Allí, entre piletas con agua termal a distintas temperaturas y con el marco inigualable de las montañas y al arrullo permanente del Mendoza (sí el mismo pero más arriba), el lugar ofrece los servicios necesarios para despreocuparse de todo y entregarse al placer.
En verano la afluencia de gente suele ser importante, por lo que si se busca algo más íntimo o tratamientos más profundos, quizás, la mejor opción sea la del Terma Spa (sólo para mayores de 14 años).

De la capital a Chacras de Coria.
La visita a la ciudad comenzó con el pintoresco viaje en Metrotranvía, como llaman al tren eléctrico que tiene como cabeceras a la Estación Gutiérrez en Maipú y Mendoza en la city mendocina. Nosotros descendimos en Parador Aguas, más próximo a la Plaza Independencia (la principal) y a la Peatonal Sarmiento, puntos de interés turístico ineludible.
La ciudad sorprende con su amplitud, el aire puro y su ritmo provinciano, aún siendo una de las capitales más importantes del país. La convivencia del Metrotranvía, los troles (funcionan desde 1958), los colectivos y los taxis ya le dan un aire distintivo. A ello se suman las acequias, un sistema de riego antiquísimo heredado de la cultura huarpe, que no sólo acompaña cada calle sino que aún hoy continúa vigente.
Para el visitante primerizo, tal vez aquí también sea recomendable el bus turístico, ya que permite subir y bajar durante 24 hs. y tener una idea general de la magnitud y atractivos de esta capital de provincia. Entre los destacados figuran el Parque Central, el Área fundacional, donde también se encuentra la Iglesia Nuestra Señora de la Merced que contiene la imagen que soportó milagrosamente el gran cismo de 1861 y le valió el nombre de Virgen del Terremoto.
El recorrido del bus también sirve para descubrir que la Av. Arístides Villanueva se encuentra nutrida de restaurantes y bares que por las noches cautivan tanto al turista como al público local. Asimismo, se puede apreciar que el Parque General San Martín merece más de una visita, ya sea para disfrutar del aire y el verde, para sumarse al running o caminatas de los mendocinos que lo utilizan para sus prácticas deportivas o para entregarse a la contemplación de sus jardines con más de 300 especies vegetales de todo el mundo. Este gran parque, que abarca 307 Has. y contiene un lago de mil metros de largo por cien de ancho que se utiliza para deportes náuticos, fue diseñado por Carlos Thays, en 1896. Allí se encuentran varios puntos de interés como el Zoo de Mendoza, el estadio mundialista Malvinas Argentinas, el Anfiteatro Romero Day (sede anual de la Fiesta de la Vendimia) y el Cerro La Gloria que, además del Monumento Homenaje al Ejército de los Andes, ofrece inmejorables vistas panorámicas de la ciudad.


A pocos minutos del centro de Mendoza, se encuentra Chacras de Coria, un pequeño poblado que crece al ritmo de las bodegas, hoteles boutiques, barrios cerrados y una movida chic que lo hacen único. Su plaza central, que aloja una pintoresca iglesia (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro) y varios de los bares y restaurantes de la zona que es menester probar aunque más no sea una vez, es destino de los paseos nocturnos veraniegos. Allí mismo los fines de semana (sábados desde la tarde y domingos todo el día), se despliega una feria de artesanías que incluye food trucks y espectáculos a la gorra. Durante el día, Chacras de Coria aloja también un sinnúmero de importantes bodegas mendocinas (de las grandes y las boutique) y es ideal para recorrer sus callecitas de tierra, signadas de añejas arboledas y casonas y remontarse a otra época, así como también dotar a las vacaciones de un aire absolutamente renovador.

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